Mientras el sol arde en South Carolina, mis sentidos estremecidos en en el rojo oscuro latente de anoche, tratan de llevar a cabo un plan para ponerle frenos al amor. Saben que no podrán porque ni quieren y sin él no van, pero juegan. Más al sur hace un tanto de frío, es un inevitable temblor azotando en las sombras, un interminable y violento temblor de incomprensión. Temo y desconozco la absoluta imagen, creo y no sé, creo saber y no creo. Claro, entiendo una unión de sentimientos, una impotencia que me debilita y aun así virtuosa es, la luna se comienza a ver y lo mejor es no pensar. La lluvia de afuera cesa, no entiendo la crueldad.
Los que peregrinan por el bien común despiertan temprano, yo pensaba llegar tarde con la antorcha, iluminando el nublado día. Quiero ver su reflejo en el lago, hacer que cruce la cordillera en paz, devolverle aunque sea una sonrisa literal o cegarla de todo mal y verte no de tan noche para encandecer tu alma, liberarme en tus latidos... al final, por tus racimos, trataré otra vez suspirar. Espero hacerlo y cobijarte, cerrar tus ojos a la violencia, no sabes cómo respiraría si algo te llegara a pasar, por eso, estrategas mis manos figuran tus sueños, ordenan los libros y los fotogramas de nuestro futuro continuado pretendiendo apurar, yo deseo pulirme en tu blanca piel, pero antes abrázame y no digas nada, que trato de ver que todo estará bien o, más bien, que todo es normal...
