Iba llegando al paradero cuando lo vi, empecé a caminar rapido, unos pasos, y los perros le ladraban, el que yo lo mirara inseguro me intimidó de él, me incomodaba su pinta, él no sabia que a esta hora aun pasaban buses, caminó desde el quince hasta Flowered Avenue buscando un remedio.
Trabaja como un hacker con los dedos, además de tener un taller. Me contó de su auto, ese uno de los sólo tres que hay en Chile, sus carreras, todo ese dinero, las apuestas. Su targeta marcó diez mil doscientos pesos. Me percaté que olía a alcohol al sentarme junto a él, pero no era mala gente, incluso hasta me dio uno de sus números por si necesitaba pega, me dijo "pónele mecánico", se despidió y hasta me llamó hermano.
Trabaja como un hacker con los dedos, además de tener un taller. Me contó de su auto, ese uno de los sólo tres que hay en Chile, sus carreras, todo ese dinero, las apuestas. Su targeta marcó diez mil doscientos pesos. Me percaté que olía a alcohol al sentarme junto a él, pero no era mala gente, incluso hasta me dio uno de sus números por si necesitaba pega, me dijo "pónele mecánico", se despidió y hasta me llamó hermano.