El otro día casi te asesino...
...Me fasinaba tu risa, pero...
...Terminé llorando y con secuelas...
...Yo no quice.
...Yo no quice.
...Quizás pretendería que en la fase repetitiva del ablandamiento y endurecimiento de su corazón, fuera más conciente de la culpa por lo que hizo ella misma antes y tuviera compasión, o que al no poder pensar, se integrara en la excesiva depresión y, sumergiéndose en la cascada de lágrimas, quedara para siempre en blanco, durmiendo plena y arduamente, inconscientemente...